Javier Campos Morales, Joaquín César Mora y un guía, fueron ejecutados este 20 de junio, dentro de la Iglesia Comunitaria en Cerocahui en el municipio de Urique, Chihuahua y sus cuerpos fueron sustraídos del templo posterior a los homicidios.

El lamentable caso ocurrió en el municipio de Urique, Chihuahua, después del secuestro de cuatro pobladores y el guía turístico Pedro Eliodoro.
Aproximadamente a las 18:00 horas del lunes, cuando un hombre, quien era el guía turístico en la comunidad, ingresó al interior de un templo para ocultarse del ataque del sicario que lo perseguía.
Sin embargo, el agresor siguió a su víctima hasta el interior de la iglesia, donde los dos padres que se encontraban en el templo y en un intento por auxiliar al hombre, trataron de convencer al sicario para que no disparara, pero minutos más tarde, el agresor fríamente abrió fuego contra los dos sacerdotes y el tercer hombre involucrado, de manera que las tres personas perdieron la vida en el lugar del ataque.
Posteriormente, después del ataque, los cuerpos de los clérigos, y del hombre, fueron sustraídos del templo, con el fin de desaparecer las evidencias de lo ocurrido.
La comunidad de Jesuitas México lamentó su asesinato y dedicó un mensaje a los dos sacerdotes para agradecer su “vida y misión”, que entregaron de cuerpo y alma en la Sierra Tarahumara durante décadas.
En una entrevista para Latinus, el rector de la Universidad Iberoamericana, Luis Arriaga Valenzuela, contó; Javier y Joaquín, los sacerdotes jesuitas asesinados, eran personas “entregadas a su misión, a la paz y la reconciliación”, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua, un sitio donde el tejido social estaba dañado y donde nadie quería estar.
“Eran muy queridos estos sacerdotes que estuvieron presentes por muchos años, allí, en los pueblos indígenas, en comunidades prácticamente olvidadas, Estamos muchas veces donde nadie quiere estar, los conocí y los conocí bien. Fueron siempre personas que se dedicaron a construir comunidad y restablecer la justicia y el amor en esa región”, aseguró Luis Arriaga.
Eran muy queridos estos sacerdotes.
“No solo eran curas de Sacristía, sino verdaderos amigos, padres, hermanos, compañeros de camino” dijo otro sacerdote de la comunidad tarahumara. Los testimonios de quienes los conocieron coincidieron en que ambos sacerdotes eran parte del pueblo y que murieron en la raya, tratando de proteger a la comunidad en todo momento.
La Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús demandó la adopción de “medidas de protección para salvaguardar la vida” de los jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
Denunció que estos crímenes, no son hechos “aislados” pues, “todos los días, hombres y mujeres son privados arbitrariamente de la vida”.
“La sierra tarahumara, como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido que no han sido revertidas”, agregó la Compañía de Jesús.
Mientras tanto, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, informó que ya se tiene identificado al responsable de los asesinatos y del secuestro de los 4 pobladores.
Quien anteriormente, los medios locales señalaron a Noriel Portillo Gil, “El Chueco”, como el responsable del robo de los cuerpos de los sacerdotes y del civil que se dice que era el guía turístico, Pedro Eliodoro, en la sierra Tarahumara.